¡Socorro! Es Navidad

Noviembre pasó muy rápido, ¿o eso te pareció?, ya está aquí diciembre y llega la Navidad. ¡Qué bonita es la Navidad! Pensaréis… Todo toma un cariz especial, las luces en las calles, los anuncios de colonias, el turrón, los regalos, los villancicos… o quizá, por el contrario, ¿eres de esos que desearían meterse bajo una manta hasta enero y no precisamente por el frío? De esos que ven en la Navidad aglomeraciones, largos días de compras aburridísimas y gastos. Además, temes el reencuentro con ese típico familiar o conocido al que ves una vez al año y que te avasalla con preguntas que no te da tiempo a contestar; por no hablar del tema “familia conyugal”, con el consecuente reparto equitativo de los tiempos para estar presentes en los distintos eventos familiares.

Bueno, sí, quizás esté exagerando un poquito. Aunque, ciertamente, no para todos las Navidades suponen una “noche de paz, noche de amor”, las Navidades, buenas o malas, felices o infelices, crean un ambiente que es irrepetible en cualquier otra época del año; sin embargo, aunque estén señaladas en prácticamente todas las sociedades del mundo, en ninguna se vive de la misma manera. De hecho, dentro de esas sociedades, no hay ninguna persona que la viva igual.

Para muchos niños representan la ilusión: la de ver a sus padres más tiempo que en todo el año, la de encontrarse con personas que no ven habitualmente, la de poder escribir una carta con deseos (sean o no concedidos), la de creer que el mundo es bueno porque las personas que les rodean también lo creen un poco más. Para muchos adultos este período tan corto se vuelve inmanejable al pensar en los gastos, el poco tiempo y los interminables compromisos sociales. Todo lo anterior genera graves preocupaciones, estrés, cansancio y ansiedad, con las que debemos lidiar para poder compartir y disfrutar esta época plenamente con los tuyos.

Porque hay algo fundamental que no debemos pasar por alto, y es que el sentido a la Navidad, como a todas las cosas que nos pasan, se lo damos nosotros; sabiendo esto podemos elaborar pequeñas estrategias que nos ayuden a organizar la mente de tantas ideas y cosas por hacer y nos aporte equilibrio mental para poder disfrutar y pasar unas fiestas placenteras:

  • HAZ UNA LISTA. Divide una página en dos columnas. En la primera prepárate para enumerar todas las actividades que tienes para hacer y en la segunda escribe aquellas que quieres realizar. Agrega tanto los compromisos pendientes como lo que quieres hacer en este mes. Las comidas de la empresa, del gimnasio, las celebraciones y, por supuesto, las vacaciones de tus hijos. Si en tu lista encuentras pocas actividades que realmente quieres realizar, entonces debes cambiar tu manera de actuar. ¡No busques excusas! Haz lo que te hace feliz, disfruta de la época y olvídate de aquello que haces por obligación.
  • NO DEJES TODO PARA LO ÚLTIMO. La mayoría de personas hace las compras faltando pocos días o incluso el mismo día de navidad. ¿Eres de esos? Pues este año comprométete a realizar con tiempo todo lo que tienes pendiente. Decora tu casa a principios de diciembre o un fin de semana no tan ajetreado; planea la cena de navidad con anticipación; además, recuerda que también puedes ir comprando durante el año los regalos para tu familia y amigos a mejores precios.
  • INCLUYE EN TU LISTA TIEMPO PARA RELAJARTE. Guárdate un tiempo para salir y disfrutar de las luces de Navidad que hay por toda Sevilla. Disfruta de un concierto o musical de la época, haz dibujos para la decoración con tus hijos o pasa un día en el spa. Muchas de las actividades que te gustan pueden ayudar a relajarte. Comparte estas con las personas que amas y empieza a sentir el ambiente festivo de la temporada.
  • ANTE LOS GASTOS. Recicla o usa dibujos de tus hijos para hacer un centro de mesa resultón. YouTube es una gran solución para hacer platos económicos con un sabor cinco estrellas.  No te gastes un dinero que no tienes, regala tu tiempo; aunque muchas veces se nos olvide, es el obsequio más valioso que le puedes hacer a una persona.
  • ANTE LAS AUSENCIAS. No te centres en los que se han ido o faltan, es injusto para los que sí ocupan su silla. Rememorar juntos anécdotas es una buena estrategia que hará que esa persona siga estando ahí y no caiga en el olvido. Reconocer la fortuna de haber compartido esas experiencias con esa persona aliviará nuestra melancolía. No te propongas objetivos irreales si no te sientes preparado. Nunca es tarde para hacer de la Navidad una oportunidad para pasarlo bien, así que prueba e intenta cambiar ese sentimiento de desazón. Por mucho que la odies, nadie las va a borrar ni te van a devolver ese tiempo.
  • LAS NAVIDADES SON MÁS QUE CONSUMO. Hay personas que piensan que las Navidades son la excusa perfecta para ser un poco más consumistas que el resto del año, para poder alejarnos un poco más de nuestro interior, para empolvar con dulce por unos días lo que en nuestras vidas no soportamos. Incluso hay personas que odian la Navidad porque piensan que siguen existiendo por la perversión que han hecho de ellas estas personas.

Sin embargo, no olvidemos que el sentido a las Navidades, a nuestras Navidades se lo damos nosotros. Tenemos ese poder. Recordemos el maravilloso cuento de Navidad de Dickens en el que el reflejo del viejo Scruch nos debería hacer reflexionar:

-¿qué motivos tienes tú para ser feliz con lo pobre que eres?

-¿qué motivos tienes tú, tío, para ser infeliz con lo rico que eres?

Quizá las Navidades solo sean una excusa, fechas en el calendario, luces o villancicos, pero cuando es para dar, ofrecer o acompañar, la excusa no solo es buena, sino que es realmente hermosa. Que deseemos un tiempo especial de paz y amor no significa que no queramos esto el resto del año, si no que deseamos un lugar para dar color y valor a estos valores que, sin duda, son extraordinarios.

FELIZ NAVIDAD