Conductas adictivas

En el artículo de hoy nos vamos a ocupar de lo que se denomina “conducta adictiva”. Daremos una breve descripción de ellas, mostraremos sus rasgos más característicos y, para concluir, haremos un breve explicación de cómo es el proceso por el cual se desarrolla este tipo de adicciones.

¿Qué es una Conducta Adictiva?

Antiguamente se consideraba que la adicción era provocada exclusivamente por el consumo de sustancias. Los sujetos una vez que probaban esa sustancia tenían la necesidad de volver a consumir, ya que en su organismo se habían producido una serie de cambios, concretamente a nivel neuronal, que provocaban tolerancia, dependencia de la sustancia y síndrome de abstinencia. Sin sustancia no había adicción, pero hoy en día nos encontramos con otra categoría de adicciones sin sustancia, las llamadas adicciones conductuales. Se están encontrando patrones de conducta o hábitos aparentemente inofensivos, que en determinadas circunstancias pueden convertirse adictivos e interferir en la vida; es en ese momento cuando es necesario buscar ayuda profesional.

Entendemos entonces por conducta adictiva cualquier tipo de conducta normal y placentera que tras un periodo de tiempo, acaba provocando una pérdida de control en la persona. El sujeto sigue con esa conducta a pesar de que es consciente de las consecuencias negativas que conlleva. Adquiere una dependencia cada vez mayor de esa conducta, de tal manera que de entre todas las cosas que puede escoger elige esa, provocando una pérdida de reforzadores. Los pensamientos intrusivos respecto a esa conducta cuando no se está realizando aumentan y se produce una interferencia grave en la vida social y laboral de la persona.

Los comportamientos más representativos que tienden a ser reconocidos como adicciones conductuales son:

  • La adicción al juego
  • Adicción al sexo
  • Tener adicción a la comida
  • Adicción por las compras
  • Adicción al trabajo
  • Desarrollar adicción al deporte
  • Adicción a las nuevas tecnologías

Hay verdaderas dificultades en el ámbito científico para establecer el límite que separa una conducta normal de una patológica. Siguiendo a Echeburúa, “un uso inadecuado del concepto de “adicción” podría acabar convirtiendo cualquier conducta en patológica.”

Características de las Conductas Adictivas

Hay cuatro elementos que definen las adicciones químicas: la tolerancia, dependencia, síndrome de abstinencia y uso a pesar las consecuencias negativas. Cuando el sujeto consume alcohol, por ejemplo, en su cerebro se producen una serie de cambios a nivel neuronal. Estos cambios hacen que el cerebro se adapte y necesite esa sustancia, este fenómeno es conocido como neuroadaptación. De tal manera que cuando el cerebro no detecta esa sustancia en el organismo se produce un malestar, manifestándose en forma de síntomas físicos: sudores, palpitaciones, náuseas, mareos, etc., (síndrome de abstinencia). La persona vuelve a consumir para compensar esa falta de alcohol.

En las adicciones conductuales al no haber sustancia química no se produce esa neuroadaptación, pero clínicamente las respuestas y efectos de las conductas son los mismos. Hay autores que clasifican las adicciones conductuales como puras, porque no interviene la sustancia, no hay cambios a nivel neuronal por acción de un factor externo, sin embargo, sí se observa dependencia, tolerancia y síndrome de abstinencia.

Tolerancia

El sujeto necesita realizar más veces la conducta, con más intensidad o más riesgo para que le provoque la misma sensación de placer. Por ejemplo, un sujeto adicto al juego tendrá que apostar cantidades de dinero más grandes de las que apostaba al principio para que le provoquen la misma satisfacción.

Síndrome de abstinencia

Cuando la persona no está realizando dicha conducta se produce una sintomatología caracterizada por malestar físico y psicológico, muy parecidos o incluso igual a la experimentada en adicciones a sustancias como, por ejemplo: sudoraciones, palpitaciones y pensamientos repetitivos sobre esa conducta. Estas personas cuando no están realizando la conducta sienten un intenso malestar. Nace una necesidad por realizar de nuevo esa conducta. La diferencia radica en que ahora no juegan, por ejemplo, por puro placer, sino por aliviar el malestar que les provoca el no jugar. De tal manera que un jugador patológico tendrá que ir a una máquina tragaperras para sentirse bien.

Dependencia

Este fenómeno se produce como una consecuencia de la tolerancia y el síndrome de abstinencia. El sujeto tiene una necesidad imperiosa por volver a realizar la conducta para garantizar su bienestar, este deseo es lo que se conoce con el nombre de craving. El sujeto que juega, por ejemplo, cuando entra el bar y oye el sonido de la máquina tragaperras, activa su sistema de alerta y siente esa necesidad impulsiva por jugar, de tal manera que su bienestar depende de jugar.

Uso a pesar de las consecuencias negativas e interferencia en la vida del sujeto

La persona sabe que ha pasado del uso al abuso, incluso en muchas ocasiones niegan la intensidad con la que realizan esa conducta, pero siguen realizándola. La mayor parte de las personas que desarrollan esta adicción, por ejemplo, en el juego, en alguna ocasión han intentado dejar de jugar, pero no han podido. Dejan de atender otras áreas de su vida, y de todas las actividades que podrían realizar, escogen el juego. Llegan a perder grandes cantidades de dinero en el juego, en la adicción al sexo pierden la relación con su pareja, en la adicción a internet pierden las relaciones sociales, siempre hay una pérdida de reforzadores. 

¿Cómo se produce una Adicción Conductual?

La persona desarrolla un interés por una conducta específica. Al principio esa conducta es placentera y recompensadora, de tal manera que la frecuencia de esa conducta comienza a aumentar. Aumentan los pensamientos referidos a dicha conducta cuando no se está realizando. Este aumento de pensamientos comienza a ir ligado a un malestar físico y psíquico por no realizar dicha conducta.

El interés aumenta, pero la persona tiende a quitarle importancia a ese interés suscitado por la conducta. Comienzan a tener expectativas muy altas respecto a la conducta y sobre el alivio que va a sentir tras su ejecución. Aparece el deseo intenso o craving por realizar la conducta. La persona es consciente de las consecuencias negativas que tiene el uso abusivo de esa conducta, pero la mantiene. Es en este momento cuando comienzan a justificar sus acciones y convencer a los demás de que todo está bajo control.

Finalmente, la conducta se mantiene por aliviar el malestar que provoca no realizarla.