Nos hemos separado, ¿Qué hacemos con los hijos? (II)

Continuamos con la serie monográfica dedicada a las situaciones de divorcio donde se encuentran involucrados hijos menores de edad. Si aún no has leido el primero de los artículos de esta serie, aquí te dejamos el enlace para que lo consultes: “Nos hemos separado, ¿Qué hacemos con los hijos? (I)” En estos artículos, inspirados en la “Guía para padres y madres en situación de separación y/o divorcio” del Servicio de Infancia y Familia del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz, estamos abordando cómo afecta el divorcio de los padres a los hijos menores de edad, cómo comunicárselo, factores que influyen en la adaptación a esta nueva situación, etc.

¿CÓMO AFECTA LA SEPARACIÓN DE LOS PADRES A LOS HIJOS?

La experiencia ha demostrado que la calidad de las relaciones familiares es el factor más importante en la salud emocional de los niños y niñas que se ven inmersos en el proceso de separación de sus padres. Este hecho es independiente de la estructura familiar en que se produzca y no varía en los casos de padres y madres separados y/o divorciados. Cabe señalar que la calidad de las relaciones va acompañada de la cantidad o frecuencia con que los hijos se relacionan con ambos progenitores (lo de la calidad como forma de compensar la poca cantidad no deja de ser un engaño). Es muy importante que los hijos estén en contacto periódico con el padre y con la madre.

EN UNA SEPARACIÓN, EL PADRE Y LA MADRE LO PASAN MAL, Y LOS HIJOS TAMBIÉN. Cuando realizamos Mediación Familiar, con frecuencia nos encontramos ante las dudas de parejas sobre separarse o seguir juntos por el bien de los hijos, aún estando el conflicto abierto. Si bien esta decisión es responsabilidad de la pareja, de cada uno de sus miembros, debemos ser conscientes de la importancia que tiene sobre los hijos la intensidad de las emociones negativas presentes en la relación (por ejemplo, en forma de rabia hacia el otro), y la duración temporal de las mismas. Lo mismo se puede decir durante el proceso de separación y divorcio.

Las desavenencias fuertes entre el padre y la madre inciden más en la salud emocional de los hijos que el hecho de convivir juntos o separados. La separación de los padres afecta a los hijos, pero lo hará de manera más negativa tanto más sentimientos negativos haya entre el padre y la madre, tanto la relación esté más deteriorada, las discusiones más frecuentes…, y cuanto en más ocasiones los hijos presencien todo esto.

¿CÓMO EXPLICAR LA SEPARACIÓN A LOS HIJOS?

Una de las decisiones que más preocupan a los padres y madres en situación de separarse es cómo comunicárselo a los hijos e hijas para

causarles el menor impacto posible. Esta preocupación puede considerarse como un buen síntoma de que los padres se preocupan por el bienestar de los hijos y de su interés por protegerles. Conviene tener en cuenta los siguientes aspectos:

  1. Es fundamental que se les diga que la separación es una decisión del padre y de la madre conjuntamente (aunque la decisión sea tomada por una de las partes).
  2. Es necesario dar información ajustada a la edad de forma conjunta cuando la decisión está tomada y es firme.
  3. Al niño o a la niña se le informa sólo sobre aquellos aspectos que pueda entender, utilizando para ello un lenguaje adaptado a su capacidad y comprensión.
  4. Es necesario hablar con los hijos tantas veces como sea necesario para que lo entiendan, resolver dudas, miedos…
  5. Conviene decir que es una decisión muy pensada o meditada, que pensáis que todos saldréis beneficiados y que no tiene vuelta atrás.
  6. Comunicarle con quién vivirá, dónde y cómo se relacionará con el progenitor que se vaya de casa y dónde vivirá el padre o madre no custodio, cómo mantendrán la comunicación, qué cambios se van a producir para que, de esta forma, vaya preparándose y pueda asumirlo con mayor facilidad.
  7. No prometáis lo que no vais a ser capaces de cumplir.
  8. Recordad que tan importante es lo que se dice como el cómo se dicen las cosas (y lo que os calláis también es muy importante y necesario).
  9. LA PRESENCIA DE AMBOS PROGENITORES ES NECESARIA PARA QUE EL NIÑO Y LA NIÑA SE SIENTAN SEGUROS. NECESITAN DEL AFECTO DE LOS DOS.
  10. Controlar la emotividad al hablar con los hijos, para no dejarles preocupados. Esforzarse en comunicarlo de forma desapasionada, evitando señalar responsables, culpables o inocentes de la decisión de separaros.
  11. No presentéis la separación de una forma irreal, en la que no va a haber problemas y en la que todos vais a ser felices desde el principio. Es preferible manifestar y aceptar que al principio os costará a todos adaptaros a la nueva situación.
  12. Transmitir con credibilidad las posibles ventajas de la nueva situación.

CUESTIONES A TENER EN CUENTA A LA HORA DE COMUNICAR A LOS HIJOS E HIJAS LA DECISIÓN DE SEPARARSE, SEGÚN SU EDAD.

La información que los padres y madres tienen que dar a sus hijos e hijas dependerá, en gran medida, de la edad de éstos.

Hijos/as menores de cinco años.-

Cuando los hijos o hijas tienen menos de cinco años las explicaciones han de ser sencillas, cortas, concretas, y claras (él /ella todavía no lo entiende), ya que hasta los cinco años los padres y madres son percibidos como una unidad que no se puede separar. Hay que decir al niño/niña qué progenitor sale del domicilio familiar, cuándo y cómo le va a ver, que le quiere; esto suele ser suficiente. Es bueno que el niño o la niña conozca la nueva casa donde vivirá el padre o madre que no convive a diario (incluso que la visite en compañía de ambos progenitores), y, si el niño o la niña va a vivir a temporadas en esa nueva casa, que decore su habitación con la ayuda del padre o madre que allí vivirá.

Hijos/as entre cinco y ocho años.-

Entre los cinco y ocho años los niños y niñas necesitan saber más, en concreto es necesario que conozcan cómo la separación de los padres les afectará personalmente. A esta edad pueden continuar echándose la culpa de la separación y también pueden tener fantasías sobre una futura reunificación familiar y problemas de lealtad. Ni qué decir tiene que hay que recordarles que tanto el padre como la madre les siguen queriendo igual que cuando no habían decidido separarse.

Los conflictos de lealtad abundan, echa de menos al otro progenitor, por lo que puede ser positivo confeccionar un calendario para que visualice cuándo será la próxima vez que estará con el otro progenitor.

Hijos/as entre nueve y doce años.-

Los niños y niñas a estas edades pueden ver la separación de sus padres como un hecho fuera de su control, como un problema del padre y la madre, y no de ellos, pero al mismo tiempo están preocupados en términos de bueno-malo, o correcto-incorrecto, tienen un sentido más estricto de lo que está bien o mal, mostrándose irritados con el padre y/o madre que infringe las reglas. Con frecuencia se sienten “mayores” y toman partido por uno de los progenitores, por el padre o por la madre, en términos de “culpable-inocente”. A veces pueden tratar de reconciliar al padre y a la madre. Además, en estas edades comienzan a desarrollar la identidad sexual, por lo que es importante que mantengan el contacto periódico y frecuente con el progenitor del mismo sexo si éste es el que abandona el hogar familiar.

Hijos/as adolescentes.-

Los hijos e hijas adolescentes pueden comportarse de manera

contradictoria ante el hecho de la separación del padre y de la madre. Algunos se comportan de manera “adulta” y responsable y “entienden” la separación y no quieren tomar partido por ninguna de las partes; en otras ocasiones, niegan el problema, se enfadan o se encierran en sí mismos y tienen conductas que indican el desacuerdo con la decisión tomada, a veces con fuerte descarga emocional (discusiones), y es que hay que recordar que en la adolescencia las emociones se viven con una gran intensidad.

Aparecen en el adolescente sentimientos ambivalentes de suficiencia y dependencia. Tienen preocupaciones de tipo económico, debido a la conciencia de los efectos del divorcio en la disminución de recursos.

El adolescente sigue necesitando aún el apoyo emocional del padre y la madre y normas de actuación.

¿CUÁNTO TIEMPO ANTES HAY QUE COMUNICAR LA DECISIÓN A LOS HIJOS E HIJAS?

No hay un periodo de tiempo estándar, depende de cada caso, pero debe realizarse con tiempo suficiente para que el niño o la niña pueda asimilar la decisión y los cambios que se van a producir. Estamos hablando, cuando decimos “tiempo suficiente”, de un periodo, en la mayoría de los casos, de entre una y tres semanas antes de que el padre o la madre abandone la casa.

Los padres y las madres, al hablar con los hijos de la decisión, no deben convertir la comunicación en un monólogo en el que sólo habla el adulto; tan importante como qué se le dice y cómo se le dice es que también el niño o niña hable e indique cuáles son sus impresiones, dudas, preguntas… Es necesario “animar” a que verbalicen sus pensamientos y sentimientos. Los padres deben ayudar a los hijos a expresar su malestar, y no negar que el niño o la niña tengan emociones negativas, miedo o rabia.

Conviene preguntar a los hijos e hijas, cuando tienen edad para ello, por las actividades y hábitos que les gustaría mantener con el padre y con la madre después de la separación, sobre todo con quien sale de la casa. También es importante que en los acontecimientos relevantes de los niños y de las niñas, como cumpleaños, comuniones…, estén presentes ambos progenitores.

Cuando los niños y niñas son pequeños conviene evitar decirles que la separación se produce “porque se ha terminado el amor”; aunque fuese verdad, se podrían alimentar fantasías en los pequeños de que también se puede acabar el amor del padre o de la madre hacia ellos. Por el contrario, sí deben oír referencias o frases sobre lo importantes que han sido en la vida de los padres sus nacimientos; deben escuchar que el tenerles a ellos ha sido lo mejor que les ha ocurrido en su matrimonio.

Con frecuencia el periodo en que los niños y niñas muestran desacuerdo, desagrado o problemas asociados a la separación de sus padres no es cuando ésta se produce, sino un año después o, a veces, más tarde. Esta “tardanza” en mostrar su malestar, directa o indirectamente, coge desprevenidos al padre o a la madre porque pensaban que “ya lo tenían superado”, y es que una cosa es hacerse a la idea de los cambios que se producen en su vida y otra distinta la constancia en cuanto al mantenimiento de dichos cambios.

FACTORES QUE INFLUYEN EN LA ADAPATACIÓN

FACTORES QUE FACILITAN LA ADAPTACIÓN PSICOLÓGICA DEL NIÑO Y DE LA NIÑA ANTE LA SEPARACIÓN DEL PADRE Y DE LA MADRE

  • Lo que más ayuda a los niños y niñas a adaptarse a la nueva situación es la ausencia de conflictos entre el padre y la madre (o, en caso de haberlos, cuando no son “visibles”, cuando no son percibidos por los hijos e hijas). Para que esto sea posible, los padres tienen que anteponer sus intereses como progenitores a sus intereses individuales.
  • Mantener una imagen “limpia” del ex cónyuge, transmitiendo al hijo o a la hija mensajes positivos sobre el padre o la madre, y favoreciendo actitudes de respeto.
  • Facilitar la comunicación y la relación continuada con ambos progenitores, respondiendo de manera adecuada a las necesidades de los hijos (incluyendo en éstas las relativas a los aspectos económicos, educativos, de salud, higiene y emocionales), dejando claro lo que le importa al otro progenitor y la importancia de éste.
  • Permitir que el niño y la niña “disfruten” con el padre y con la madre y que lo puedan contar al otro progenitor, así como facilitar el contacto que tenían con el resto de la familia de ambos progenitores (abuelos, tíos, primos…).
  • Mantener, en la medida de lo posible, las mismas actividades que realizaban los hijos antes de la separación de los padres (asistencia al mismo centro educativo, las mismas actividades extraescolares y deportivas, los mismos amigos…), intentando que los cambios posteriores a la separación sean los menores posibles.
  • Evitar las conductas sobreprotectoras o justificantes sobre los hijos, como permitir actuaciones o hechos que no serían toleradas antes de la separación.
  • Finalmente, pero no por ello menos importante, la buena capacidad de negociación del padre y de la madre para tomar conjuntamente la mayor parte de las decisiones que aparecen durante los años que dura la crianza.

y educación de los hijos, incluyendo los temas referentes a las normas, límites y disciplina.

FACTORES NEGATIVOS QUE DIFICULTAN LA ADAPTACIÓN DE LOS NIÑOS Y NIÑAS ANTE LA SEPARACIÓN DEL PADRE Y DE LA MADRE

  • La situación más negativa con la que se pueden encontrar los niños y niñas tras la separación de sus padres es el sentimiento de “pérdida” de uno de los progenitores. Bien por ausencia, bien porque la relación, sobre todo en los aspectos emocionales (amor, comprensión, cariño, apoyo…), se “enfríe”, se estropea o se convierte en una relación de baja calidad.
  • Los conflictos constantes e intensos de los padres , cuando son visibles para los hijos. Aquí se incluyen tanto las disputas por temas pendientes anteriores a la separación, los concernientes a temas patrimoniales y económicos, y aquellos directamente relacionados con la divergencia de criterios y estilos educativos para con los hijos e hijas.
  • Los mensajes negativos de uno de los progenitores contra el otro, y escuchados por los hijos. Aquí se incluyen los comentarios degradantes, despectivos, los insultos, las descalificaciones, las críticas…, todo aquello que “manche” la imagen del padre o de la madre a los ojos de los hijos e hijas.
  • La pérdida de relaciones afectivas importantes para los hijos e hijas (abuelos, tíos, primos, amigos…) y los excesivos cambios de lugares habituales (cambios de centro educativo, actividades extraescolares, deportivas, etcétera).
  • Impedir con comportamientos o comentarios que el niño o la niña sea feliz en la casa de uno de los progenitores o, en caso de ser feliz, imposibilitar que pueda contarlo con naturalidad y seguridad.
  • Influir en la situación emocional del niño o la niña, tanto realizando conductas de sobreprotección como haciéndole partícipe y buscando su comprensión de los sentimientos y emociones negativas de uno de los progenitores (comentarle sentimientos de tristeza, miedo, rabia; provocar lástima en el hijo o en la hija, transmitir euforia por la separación…), utilizar el “chantaje emocional” para que los hijos e hijas manifiesten querer vivir con uno de los progenitores y trasladar actitudes victimistas traspasando la responsabilidad de la separación al ex cónyuge.
  • En caso de que uno de los progenitores forme una nueva pareja, todas las acciones y comentarios destinados a “sustituir” la familia de los niños y niñas, como, por ejemplo, intentar que los niños y niñas llamen papá o mamá a la nueva pareja, o hacer comparaciones de la pareja actual con la anterior. En definitiva, intentar manipular el pensamiento, las emociones o el comportamiento de los niños y niñas por motivos relacionados con la separación de pareja, buscando con ello perjudicar o ningunear al ex cónyuge.

POSIBLES REACCIONES

¿CÓMO PUEDEN REACCIONAR LOS HIJOS E HIJAS ANTE LA SEPARACIÓN?

Por muy “bien” que se hagan las cosas, por muy civilizadamente que se lleve a cabo la separación, en ocasiones ésta provoca en los hijos diferentes reacciones de desagrado y desacuerdo con la misma, tras la ruptura de pareja de los padres.

Entre las reacciones más frecuentes se encuentran las siguientes:

  • Relacionadas con un bajo estado de ánimo y alteraciones en el humor: tristeza, preocupación, angustia, miedo o llanto.
  • Relacionadas con el estado de ánimo irritable: rabia, enfado, agresividad, malhumor.
  • Relacionadas con el retraimiento: aislamiento, soledad, culpa ensimismamiento, etcétera.
  • Aparición de problemas en contextos o lugares en los que antes de la separación no existían o en situaciones que estaban superadas: problemas escolares, problemas con los amigos, problemas de sueño, problemas de alimentación, incumplimiento de normas.
  • Responsabilidad exagerada.
  • La ‘’fantasía’ de la reunificación familiar.

Todos los problemas que acompañan a los hijos e hijas ante la separación de sus padres pueden entenderse como una manera de mostrar su desagrado por la situación o de preocupación ante los cambios que se producen en su vida.

Si en su caso concreto esto es así, muestre comprensión al niño o a la niña, no culpabilice a su ex pareja, y hable con su hijo o con su hija. Se debe acompañar la expresión del niño o de la niña de explicaciones tranquilizadoras de los padres ajustadas a la edad del hijo o de la hija.

Es importante informar de la situación a aquellos adultos que estén en contacto directo y periódico con su hijo o con su hija, como profesores o entrenadores, para que estén especialmente atentos a los cambios que puedan mostrar los niños y de esta forma poder estar informados sobre los posibles cambios de comportamiento y rendimiento académico de los hijos. Si con la ayuda de los padres no es suficiente, puede ser necesario buscar ayuda profesional fuera de la familia. Acudir al Psicólogo/a, o al Mediador/a Familiar es una buena decisión, seguro que podrán estudiar la situación y pautar el comportamiento de los padres y madres para ayudar a los hijos e hijas.

CUIDA DE TUS HIJOS E HIJAS, PERO TAMBIÉN, CUÍDATE TÚ

Cuando se separa una pareja con hijos y/o hijas la relación con el ex cónyuge se mantiene, en la mayoría de los casos, durante años. Esto favorece el que, si no se gestionan adecuadamente las emociones, haya sentimientos dolorosos durante un largo periodo de tiempo (la separación y/o el divorcio es de las situaciones más estresantes a las que puede enfrentarse una persona).

Para aprender y poder enfrentarse a estas emociones, sobre todo a las negativas, es necesario permitirse un periodo de adaptación a la nueva situación. Las siguientes actividades han ayudado a padres y madres que se han separado:

  • Rodearse de Amistades y/o de Familiares.
  • Utilización del Humor.
  • Participar en Actividades Sociales.
  • Desarrollar Aficiones.
  • Acudir a Cursos.
  • Ejercicio Físico.
  • Cualquier actividad que facilite romper con el aislamiento.

Finalmente, ten en cuenta que, si no puedes superar la situación tú solo o sola, puedes pedir ayuda profesional (Psicólogo/a, Mediador/a…), y que el solicitar ayuda no indica otra cosa más que el interés por superar el problema.

COMPARTIR LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS E HIJAS ES ESENCIAL PARA SU DESARROLLO.