Dejar atrás el pasado.
Todos tenemos un pasado que nos condiciona, que por más que queramos no podemos olvidarlo. Algunas personas aprenden de los errores cometidos, para no volverlos a cometer, otros, viven anclados emocionalmente a ellos, pues su recuerdo sólo hace que les resulte difícil vivir en el presente.
Estas emociones tóxicas nos limitan a seguir creciendo y ponen una barrera a nuevas experiencias.
Es la mente subconsciente la que trata de aferrarnos al pasado, nos arrastra a que recordemos una y otra vez ciertas situaciones. Pero nuestra parte racional debe ganarle la batalla al subconsciente, y sabremos que lo que pasó en nuestro pasado, no tiene nada que ver con el futuro. Debemos aceptar que ya nada volverá a ser como antes, y soltar la cuerda que nos une a esos momentos, esos actos, esas decisiones que tomamos, que no nos dejan avanzar. Llegará un punto en el que tendremos que dejar ir el ayer o este nos condicionará siempre, para ello, debemos tener la mente bien abierta y aceptar el pasado como una parte más de nuestra vida. Esto, podemos conseguirlo trabajando constantemente, todos los días, intentando moldear nuestra mente, con estos pasos:
- Aceptar los desafíos del pasado, dejando de fingir que no afectan. Cuando suceda algo que nos recuerde al pasado, aceptaremos con calma qué sentimos acerca de eso.
- Comprender que el pasado no se puede cambiar, ni modificar, lo que pasó, pasó, y siempre será así, que lo único posible es aprender de ello, tomando nota de lo que no debemos hacer para que no pase más.
- No dar tantas vueltas a lo mismo: seguramente, si nos paramos a pensar en cuanto tiempo dedicamos a pensar en los problemas, nos daremos cuenta de que es demasiado tiempo, probablemente suframos más en la imaginación que en la realidad.
- Perdonarnos a nosotros mismos: comprender que las cosas que hicimos mal ya no pueden cambiar es un paso importante, no debemos castigarnos, y culparnos de haber hecho lo que hicimos, si no que tenemos que pensar por qué lo hicimos, qué fue lo que nos llevo a hacerlo. De las experiencias pasadas se aprende.
- Tener objetivos y metas en la vida, así pondremos más ilusión al futuro y apartaremos a un lado el pasado. Siempre hay motivos por los que vale la pena seguir.
- Estar rodeados de personas que nos apoyen y nos hagan sentir bien, personas que podamos confiar en ellas para contar nuestros miedos, inquietudes… Pues el apoyo de los que nos rodean, a veces, es la mejor solución.
“Si lloras porque se fue el sol, las lágrimas te impedirán ver las estrellas.”
Deja el pasado atrás, se fue y no volverá. Permítete disfrutar del presente, y crear un futuro.